CERRADO
Teléfono: 686 376 805
El restaurante es una casona asturiana rehabilitada con unas vistas increíbles. Lo mejor es llegar con tiempo, y si el día lo permite, darse un paseo tranquilo por el jardín para prepararse para la experiencia culinaria que estás a punto de degustar.
Dentro ya de la casa, destacar la maravillosa combinación entre lo asturiano y lo japonés, la amplitud de las mesas, el espacio entre ellas (realmente, no comes con nadie al lao) y la atención exquisita tanto de Eduardo como de Kei.
De aperitivo -y tras una mini clase sobre cómo coger los palillos japoneses para comer (aunque también te ofrecen tenedores si no te ves capaz)-, nos trajeron unas algas wakame con salsa de semillas de sésamo, que estaba riquísima.
Decir que el menú es cerrado, pero parece ser que van cambiando los platos según la temporada.
A nosotros nos tocó un Yakitori (pollo con especias y en salsa, fue mi parte favorita), Tataki (bonito braseado, que estaba también buenísimo), Ten-pura (de verduras con salsa para acompañar) y Sushi variado (a mí es la parte que menos me gustó, pero bueno, por gusto personal. El arroz estaba perfecta y cada producto que lo acompañaba también).
De postre tomamos Helado de té verde con bizcocho de miel y jengibre. Recomiendo la combinación de los dos postres, ya que es perfecta.
Un Té japonés (que toman sin azucar).
Para beber tomamos Cerveza japonesa Asahi (amarga, sin más) y Agua.
Después de la comida, como el día era espectacular, salimos al jardín a tomarnos una jarra de Sake, que, aunque nos advirtieron que es una bebida ideal para tomar mientras se come, a nosotros nos pareció un poco fuerte.
Todo nos salió por 77.70€
Yo no soy muy fan de la comida japonesa, pero el lugar, la atención, la presentación, la buena calidad de la comida, es todo de 5.
Dentro ya de la casa, destacar la maravillosa combinación entre lo asturiano y lo japonés, la amplitud de las mesas, el espacio entre ellas (realmente, no comes con nadie al lao) y la atención exquisita tanto de Eduardo como de Kei.
De aperitivo -y tras una mini clase sobre cómo coger los palillos japoneses para comer (aunque también te ofrecen tenedores si no te ves capaz)-, nos trajeron unas algas wakame con salsa de semillas de sésamo, que estaba riquísima.
Decir que el menú es cerrado, pero parece ser que van cambiando los platos según la temporada.
A nosotros nos tocó un Yakitori (pollo con especias y en salsa, fue mi parte favorita), Tataki (bonito braseado, que estaba también buenísimo), Ten-pura (de verduras con salsa para acompañar) y Sushi variado (a mí es la parte que menos me gustó, pero bueno, por gusto personal. El arroz estaba perfecta y cada producto que lo acompañaba también).
De postre tomamos Helado de té verde con bizcocho de miel y jengibre. Recomiendo la combinación de los dos postres, ya que es perfecta.
Un Té japonés (que toman sin azucar).
Para beber tomamos Cerveza japonesa Asahi (amarga, sin más) y Agua.
Después de la comida, como el día era espectacular, salimos al jardín a tomarnos una jarra de Sake, que, aunque nos advirtieron que es una bebida ideal para tomar mientras se come, a nosotros nos pareció un poco fuerte.
Todo nos salió por 77.70€
Yo no soy muy fan de la comida japonesa, pero el lugar, la atención, la presentación, la buena calidad de la comida, es todo de 5.
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