El Lúpulo Feroz

Dirección: Cai Ildefonso Sánchez del Río, 8 - Uviéu / Oviedo



Andrés Torre es nuestro gurú cervecero por excelencia. A él le debemos mucho del auge que estamos viviendo en el mundo de la cerveza, y su ayuda, consejo, influencia ... está detrás de casi cualquier rincón donde te encuentres una cerveza artesana.


En Enero hace 11 años que abandonó el negocio familiar de la carnicería, y abrió El Lúpulo Feroz. Como dice él, un local donde beber y escuchar la música que le gusta, y que no existía en Uviéu en esos momentos. Su apertura coincidió con la explosión de la cerveza belga de abadía (marcas que hoy en día nos suenan a todos, pero que hace 10 años eran difíciles de encontrar, como Chimay o Duvel) y alemana. Y por supuesto, encontrar cerveza artesana era imposible.


Comenzó con dos cañeros de cerveza y unas 25 referencias en botella. Al mes, 4 cañeros y 100 botellas. A los dos meses, 5 grifos y unas 200 referencias en botella. Hoy en día tiene 16 cañeros de cerveza (15 rotatorios, siempre tiene en barril Pilsner Urquell, la rubia checa que tanto nos gusta) y unas 300 referencias en botella. No existe ninguna cervecería en España con este ratio de cañeros / botellas, lo que hace del Lúpulo Feroz un destino indispensable en el mundo de la cerveza.


Y es que no somos muy conscientes del privilegio que tenemos en Asturies al poder beber la mejor cerveza del mundo (solamente nos supera Barcelona, que es una referencia mundial) y a precios mucho más competitivos que Barcelona o Madrid. Andrés tiene mucha culpa de ello, y de que, cada vez, encontremos más cervezas de calidad en cartas de restaurantes o en tiendas de alimentación.


Su labor de difusión en pruebas, en su sección semanal en la RTPA y, por supuesto, en su bar, es la de un experto apasionado que te explica de forma muy pedagógica los aspectos más técnicos de cada cerveza. O comprobar cómo es reconocido y respetado en foros internacionales, en su labor como probador o distribuidor. Pasión y conocimiento, pero en vez de hacer de eso una barrera, Andrés lo utiliza como medio para dar a conocer la cultura cervecera. Es un auténtico lujo sentarse con él a probar cervezas, a aprender a distinguir estilos y matices, y procesos de elaboración.


Desde hace unos años, la distribución en España se le quedó corta, no encontraba todas las cervezas que quería (o le era muy difícil conseguirlas), así que se hizo, además de cervecero, distribuidor. Y distribuye marcas tan exclusivas como Mikkeller o Cantillon por la zona norte de la península. De ahí el nivel de las pizarras que podemos disfrutar en las cervecerías asturianas, porque vienen directamente a Asturies.


En el Lúpulo encontrarás dos ambientes muy diferenciados. La zona de la barra, para hablar, cantar, discutir con el chigrero, preguntar recomendaciones, hacer fotos a la cantidad de cervezas que hay en la nevera, y comprobar cómo al día siguiente la mitad cambiaron y son nuevas ... Todo ello mientras escuchas música rock de primera calidad e incluso algún espontáneo (nosotros por supuesto que no, que somos formales) se anima a hacer performances del Bohemian Rhapsody o del Maldito Sea Tu Nombre.


En la zona de atrás, mesas para tomar algo tranquilamente, o ver algún partido de tu deporte favorito o hablar, ya alejado del trasiego de la barra.


Todo bajo la supervisión de Andrés y Vane, porque en este caso sí que hay una gran mujer detrás de un gran hombre. Siempre con una sonrisa por delante, y con otro gran paladar cervecero, a Vane le debemos que El Lúpulo se convirtiera en el destino favorito para los amantes de los perros.


No pidas café, porque no lo hay. No pidas copas, porque no las hay.  No pidas vino, porque no lo hay. Pide cerveza. Y te aseguro que no beberás mejor cerveza en prácticamente ningún otro sitio del mundo.


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