Dirección: El Peligru - Tinéu
Teléfono: 985 901 109Web: http://www.pensioncasavicente.com/
Calidad: 4/5
Precio: 16€
Comentarios: Os voy a llevar a una Farturruta preciosa y no muy conocida. De hecho, cuando fuimos, no nos cruzamos con nadie por el camino. Son unos 5Kms en total, ida y vuelta. Muy asequible para toda la familia y con distintos paisajes y ambientes con unos contrastes espectaculares. Los 5kms son muy llevaderos, y depende del tiempo que paréis en la cascada y a hacer fotos, en 2h o 2h y media tenéis la ruta hecha, como mucho.
Salimos de El Faidal, Tinéu. Un pueblo precioso. Tienes sitio para aparcar a la entrada del pueblo, junto a la ermita de San Lorenzo. Merece la pena perder un poco de tiempo visitando el pueblo, muy ciudao, con hórreos, paneras y antiguos caserones.
Justo en la zona de la ermita, encontramos un indicativo de comienzo de la ruta.
Atravesamos el Barrio de la Llencia y vamos ganando altura. Si os volvéis atrás, las vistas son preciosas.
De momento, las pista está en buen estado e indicada.
Tras esa bajada, encontramos un par de caserones. Cuidao porque la inercia os llevará a continuar. Pero si os fijáis, a la derecha, hay un cartel que os indica que os debéis desviar a la derecha.
Aquí el cartel.
Cuando fuimos nosotros, el camino estaba completamente tomao por la vegetación, sobre todo, helechos. Así que os recomiendo calzado que agarre (porque si está mojado, resbala) y pantalón largo para no volver con alguna cachiparra (garrapata).
De todos modos hay camino y se baja perfectamente. Además, al poco clarea. Esperemos que en breve lo desbrocen para que se pase mejor.
La bajada es espectacular, entre castaños y algún roble.
Y esto casi en verano. Imaginaos en Otoño o incluso nevao en invierno.
La bajada es paralela al reguero de Llavadoiru, de hecho podéis ver alguna cascada. Llega un momento en que lo hemos de cruzar, y no hay ningún puente para hacerlo. No hay profundidad, y hay piedras por las que pasar si no queréis mojar las botas. De todos modos, si el agua baja más crecida, hay que tener cuidao, de ahí la importancia siempre de unas buenas botas de montaña.
La senda no tiene pérdida. Además está indicada en todo momento.
Y vamos encontrando estas preciosidades.
Bajamos un poco, y encontramos una mesa con un antiguo molín de agua derruído.
Con un panel explicativo: “En este umbrío recodo del camino, a orillas de la Reguerina, perviven las ruinas de un antiguo molino de harina propiedad del pueblo de El Faedal. Aprovechando el caudal permante del riachuelo, los vecinos bajaban hasta aquí son sus mulas cargadas de grano para la molienda, excepto cuando la seca era tan grande que la corriente no llevaba fuerza para mover el rodezno”. Movió una dinamos que produjo la primera energia eléctrica de El Faidal en los años 40 del siglo pasado.
Una pena que esté así conservado. No sabemos la riqueza que tenemos. Un camino asequible, precioso, sin mantener, con molinos sin conservar y sin aplenas publicitar. Una vergüenza.
Todavía se conserva la canal excavada por la que bajaba el agua.
A unos 300m siguiendo la Regueirina, y siguiendo el estruendo del agua, nos encontramos con la Poza del Zaramatu. Impresionante rincón, en absoluta soledad y rodeado de naturaleza virgen.
El sitio es realmente impresionante. Para sentarse en una piedra y disfrutar. A la izquierda además, tiene otro molino antiguo.
Abandonamos la poza. Y seguimos la ruta. Hasta ahora bajamos, así que ahora toca subir. Son unos 300m de desnivel, así que se hacer muy llevadero.
Y aquí viene la magia del occidente: una vez salimos del bosque de castaños y carbayos, se nos abre una vista espectacular. Contraste de paisajes increíble.
Os encontraréis varios desvios, hacia izquierda y derecha. Pero os aconsejamos mantener la ruta y seguir hasta la torreta de electricidad, y ahí encontraréis la marca de la ruta. A nosotros nos costó un poco porque fuimos probando por varios. Así que hacedme caso.
Es el Alto de la Portieḷḷa, y desde allí podéis ver los pueblinos de alrededor.
Como estamos en lo alto, el camino de vuelta a El Faidal es todo bajada.
Y con vistas muy guapas.
Llegamos a El Faidal, nos cambiamos y cogemos el coche. En el mismo pueblo no hay chigre ni restaurante, así que no queda otra que desplazarse en busca de restaurante. Por la zona tienes buenos sitios donde comer, como Casa Emburria o Casa Lula. Pero nosotros teníamos plan para después de comer (para eso tenéis que seguir leyendo), así que nos fuimos a otro de los grandes de la zona (y de Asturies), Casa Vicente. Son 25kms en coche, pero merece la pena, por el sitio y por el paisaje.
Casa Vicente está en un pueblo que se llama El Peligro (mola, eh?). Y justo en frente tienes una explanada grande donde aparcar. Reserva, porque se llena. Su opción es tomar el menú. Y cuidao, que es de los mejores sitios donde vas a comer. Una maravilla.
Según entras zona de barra.
Tiene también una terraza, aunque no estaba el día para ello.
Dentro, comedor grande, con una gran parrilla presidiendolo todo.
Y Loli, por supuesto, a los mandos.
Para beber, Agua y Deva. Cerveza artesana de Tinéu.
Ya os decía que para comer solo hay menú, y de hecho, ni te lo cantan. Ni falta que hace, ponte en manos de Loli, que vas a comer de vicio. Y si no acabas el plato ... prepárate.
Comenzamos con Chorizu y Queso. Preguntamos si el chorizo era de casa, y como respuesta, nos trajeron otro plato. Comenzaba el show. Y por supuesto que era casero.
Nos trajeron además un poco de Pastel de Cabrachu.
Éramos dos para comer, y nos dijeron que de primero había Pote Asturianu y Fabada, y que nos iban a traer una de cada para que los probáramos todo.
Así que Pote. El pote es al estilo occidental, sin faba y más caldoso. Muy rico.
Y Fabada. Ricos los dos, pero para mí gana la fabada. Con caldo más gordo, pero con una faba excepcional. La morcilla tiene un toque picantín, pero muy suave. Muy rica.
Nos dicen que si traen más (en cada pota había para repetir 4 veces), así que preguntamos que qué había de segundo, cuando nos lo dijeron, ni se nos ocurrió pedir más ... Pimiento Relleno de Carne. Buenísimo, con un relleno muy abundante pero maravilloso de sabor, se deshace en la boca. Viene con patatas fritas.
Y la especialidad de la casa, Parrilla. Costillas y Chorizos Criollos. Qué maravilla. Las costillas se deshacen. Por supuesto, en cuanto ven el plato vaciarse vienen a ofrecerte más y casi tienes que insistir para decir que estás a punto de reventar. El chumichurri ni lo tocamos.
Casi íbamos a renunciar al postre, porque no podíamos más, y nos esperábamos a ver qué había de postre para probarlo y poco más ... Cuando Loli nos pregunta qué punto queremos para el Entrecot. ¿Perdona? ¿Entrecot? ¿Pero hay más? ¿Estamos locos? Pues sí, había entrecot. Y qué maravilla de entrecot. Lo pedimos muy poco hecho, y qué gozada de carne. Parte sola. Viene acompañado de unas patatas fritas y de una ensalada, a las cuales renunciamos cortesmente.
De postre, Requesón con Fresas. Y Requesón con Arándanos. Muy buenos los dos.
Estuvimos especulando toda la comida cuánto costaría el menú, porque tampoco lo pone a la entrada y ni preguntamos. Tirando por muy bajo dijimos que unos 25-30 por cabeza, pero que debía ser un menú de 50 por cabeza tranquilamente. Bueno, pues pagamos 16€ por cabeza. ES-PEC-TA-CU-LAR. No existe mejor relación calidad-precio.
Un indispensable de la gastronomía asturiana. Por cierto, tiene pensión también. Y es lugar de paso por el camino primitivo a Santiago. Reservad. En serio.
Había que bajar a fartura de alguna manera, así que nuestro plan de la tarde fue visitar el Carbayón de Valentín. Está a 6kms de El Peligro, y merece la pena la visita.
Documentado desde antes del descubrimiento de América, se estima que tiene más de 1000 años. No muy alto, de unos 11m de altura, y con unos impresionantes 11m de diámetro de tronco, es, probablemente, el carbayu más antiguo de Asturies. Declarado Monumento Natural en 1995, y Árbol Gigante en 2008.
Un sitio mágico al que le construyeron alrededor una capilla, una panera y un palacio.
Como véis, una Farturruta maravillosa: sitios mágicos, cascadas, apenas conocida, con un templo de la cocina tradicional y uno de los árboles más antiguos de Europa. ¡Qué suerte tenemos en Asturies y qué poco la conocemos!
Salimos de El Faidal, Tinéu. Un pueblo precioso. Tienes sitio para aparcar a la entrada del pueblo, junto a la ermita de San Lorenzo. Merece la pena perder un poco de tiempo visitando el pueblo, muy ciudao, con hórreos, paneras y antiguos caserones.
Justo en la zona de la ermita, encontramos un indicativo de comienzo de la ruta.
Atravesamos el Barrio de la Llencia y vamos ganando altura. Si os volvéis atrás, las vistas son preciosas.
De momento, las pista está en buen estado e indicada.
Tras esa bajada, encontramos un par de caserones. Cuidao porque la inercia os llevará a continuar. Pero si os fijáis, a la derecha, hay un cartel que os indica que os debéis desviar a la derecha.
Aquí el cartel.
Cuando fuimos nosotros, el camino estaba completamente tomao por la vegetación, sobre todo, helechos. Así que os recomiendo calzado que agarre (porque si está mojado, resbala) y pantalón largo para no volver con alguna cachiparra (garrapata).
De todos modos hay camino y se baja perfectamente. Además, al poco clarea. Esperemos que en breve lo desbrocen para que se pase mejor.
La bajada es espectacular, entre castaños y algún roble.
Y esto casi en verano. Imaginaos en Otoño o incluso nevao en invierno.
La bajada es paralela al reguero de Llavadoiru, de hecho podéis ver alguna cascada. Llega un momento en que lo hemos de cruzar, y no hay ningún puente para hacerlo. No hay profundidad, y hay piedras por las que pasar si no queréis mojar las botas. De todos modos, si el agua baja más crecida, hay que tener cuidao, de ahí la importancia siempre de unas buenas botas de montaña.
La senda no tiene pérdida. Además está indicada en todo momento.
Y vamos encontrando estas preciosidades.
Bajamos un poco, y encontramos una mesa con un antiguo molín de agua derruído.
Con un panel explicativo: “En este umbrío recodo del camino, a orillas de la Reguerina, perviven las ruinas de un antiguo molino de harina propiedad del pueblo de El Faedal. Aprovechando el caudal permante del riachuelo, los vecinos bajaban hasta aquí son sus mulas cargadas de grano para la molienda, excepto cuando la seca era tan grande que la corriente no llevaba fuerza para mover el rodezno”. Movió una dinamos que produjo la primera energia eléctrica de El Faidal en los años 40 del siglo pasado.
Una pena que esté así conservado. No sabemos la riqueza que tenemos. Un camino asequible, precioso, sin mantener, con molinos sin conservar y sin aplenas publicitar. Una vergüenza.
Todavía se conserva la canal excavada por la que bajaba el agua.
A unos 300m siguiendo la Regueirina, y siguiendo el estruendo del agua, nos encontramos con la Poza del Zaramatu. Impresionante rincón, en absoluta soledad y rodeado de naturaleza virgen.
El sitio es realmente impresionante. Para sentarse en una piedra y disfrutar. A la izquierda además, tiene otro molino antiguo.
Abandonamos la poza. Y seguimos la ruta. Hasta ahora bajamos, así que ahora toca subir. Son unos 300m de desnivel, así que se hacer muy llevadero.
Y aquí viene la magia del occidente: una vez salimos del bosque de castaños y carbayos, se nos abre una vista espectacular. Contraste de paisajes increíble.
Os encontraréis varios desvios, hacia izquierda y derecha. Pero os aconsejamos mantener la ruta y seguir hasta la torreta de electricidad, y ahí encontraréis la marca de la ruta. A nosotros nos costó un poco porque fuimos probando por varios. Así que hacedme caso.
Es el Alto de la Portieḷḷa, y desde allí podéis ver los pueblinos de alrededor.
Como estamos en lo alto, el camino de vuelta a El Faidal es todo bajada.
Y con vistas muy guapas.
Llegamos a El Faidal, nos cambiamos y cogemos el coche. En el mismo pueblo no hay chigre ni restaurante, así que no queda otra que desplazarse en busca de restaurante. Por la zona tienes buenos sitios donde comer, como Casa Emburria o Casa Lula. Pero nosotros teníamos plan para después de comer (para eso tenéis que seguir leyendo), así que nos fuimos a otro de los grandes de la zona (y de Asturies), Casa Vicente. Son 25kms en coche, pero merece la pena, por el sitio y por el paisaje.
Casa Vicente está en un pueblo que se llama El Peligro (mola, eh?). Y justo en frente tienes una explanada grande donde aparcar. Reserva, porque se llena. Su opción es tomar el menú. Y cuidao, que es de los mejores sitios donde vas a comer. Una maravilla.
Según entras zona de barra.
Tiene también una terraza, aunque no estaba el día para ello.
Dentro, comedor grande, con una gran parrilla presidiendolo todo.
Y Loli, por supuesto, a los mandos.
Para beber, Agua y Deva. Cerveza artesana de Tinéu.
Ya os decía que para comer solo hay menú, y de hecho, ni te lo cantan. Ni falta que hace, ponte en manos de Loli, que vas a comer de vicio. Y si no acabas el plato ... prepárate.
Comenzamos con Chorizu y Queso. Preguntamos si el chorizo era de casa, y como respuesta, nos trajeron otro plato. Comenzaba el show. Y por supuesto que era casero.
Nos trajeron además un poco de Pastel de Cabrachu.
Éramos dos para comer, y nos dijeron que de primero había Pote Asturianu y Fabada, y que nos iban a traer una de cada para que los probáramos todo.
Así que Pote. El pote es al estilo occidental, sin faba y más caldoso. Muy rico.
Y Fabada. Ricos los dos, pero para mí gana la fabada. Con caldo más gordo, pero con una faba excepcional. La morcilla tiene un toque picantín, pero muy suave. Muy rica.
Nos dicen que si traen más (en cada pota había para repetir 4 veces), así que preguntamos que qué había de segundo, cuando nos lo dijeron, ni se nos ocurrió pedir más ... Pimiento Relleno de Carne. Buenísimo, con un relleno muy abundante pero maravilloso de sabor, se deshace en la boca. Viene con patatas fritas.
Y la especialidad de la casa, Parrilla. Costillas y Chorizos Criollos. Qué maravilla. Las costillas se deshacen. Por supuesto, en cuanto ven el plato vaciarse vienen a ofrecerte más y casi tienes que insistir para decir que estás a punto de reventar. El chumichurri ni lo tocamos.
Casi íbamos a renunciar al postre, porque no podíamos más, y nos esperábamos a ver qué había de postre para probarlo y poco más ... Cuando Loli nos pregunta qué punto queremos para el Entrecot. ¿Perdona? ¿Entrecot? ¿Pero hay más? ¿Estamos locos? Pues sí, había entrecot. Y qué maravilla de entrecot. Lo pedimos muy poco hecho, y qué gozada de carne. Parte sola. Viene acompañado de unas patatas fritas y de una ensalada, a las cuales renunciamos cortesmente.
De postre, Requesón con Fresas. Y Requesón con Arándanos. Muy buenos los dos.
Estuvimos especulando toda la comida cuánto costaría el menú, porque tampoco lo pone a la entrada y ni preguntamos. Tirando por muy bajo dijimos que unos 25-30 por cabeza, pero que debía ser un menú de 50 por cabeza tranquilamente. Bueno, pues pagamos 16€ por cabeza. ES-PEC-TA-CU-LAR. No existe mejor relación calidad-precio.
Un indispensable de la gastronomía asturiana. Por cierto, tiene pensión también. Y es lugar de paso por el camino primitivo a Santiago. Reservad. En serio.
Había que bajar a fartura de alguna manera, así que nuestro plan de la tarde fue visitar el Carbayón de Valentín. Está a 6kms de El Peligro, y merece la pena la visita.
Documentado desde antes del descubrimiento de América, se estima que tiene más de 1000 años. No muy alto, de unos 11m de altura, y con unos impresionantes 11m de diámetro de tronco, es, probablemente, el carbayu más antiguo de Asturies. Declarado Monumento Natural en 1995, y Árbol Gigante en 2008.
Un sitio mágico al que le construyeron alrededor una capilla, una panera y un palacio.
Como véis, una Farturruta maravillosa: sitios mágicos, cascadas, apenas conocida, con un templo de la cocina tradicional y uno de los árboles más antiguos de Europa. ¡Qué suerte tenemos en Asturies y qué poco la conocemos!
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