Teléfono: 985 883 150
Facebook: https://www.facebook.com/micandelita/
Twitter [@mi_candelita_]: https://twitter.com/mi_candelita_
Instagram [@micandelitaarroceria]: https://www.instagram.com/micandelitaarroceria/
Calidad: 4/5
Precio: 41€
Comentarios: El Llamber (del que os hablamos en 2014, cómo pasa el tiempo) marcó un antes y un después en Avilés. Cuando no estaban de moda los gastrobares, ni las neotabernas, ni los locales hipsters con decoraciones en maderas viejas, Fran Heras nos sorprendió a todos ayudando a revivir una de las calles más míticas de Avilés, Galiana. Un local pequeño, donde creó escuela, y que dejó por el local del mismo nombre que abrió en Barcelona (lleno siempre). Posteriormente abrió también El Chigre 1979, en la misma ciudad, con mucho éxito también.
Hace exactamente un año, volvió a Asturies (sin abandonar sus dos locales en Barcelona), a la Playa de Bañugues, a convertir su chiringuito de playa, en uno de los restaurantes de moda. Otro concepto, muy habitual en otros sitios pero que aquí costó que cuajara (gracies Aramar). Volvió a Asturies, pero tras empaparse de la cultura mediterránea y pasar por alguna de las mejores arrocerías, para importar esa cocina a Asturies, y darle su toque propio. Una cocina que une el Cantábrico con el Mediterráneo, a través de sus productos, donde un buen pescado complementa uno de los mejores arroces que puedas comer.
El local también ayuda. Situado en plena playa, con una terraza enorme, zona exterior e interior, amplias cristaleras y un ambiente de paz que invita a relajarse y disfrutar. Comas donde comas, el mar está siempre presente.
Comenzamos la comida arreglando el mundo con un cóctel.
Pan ecológico, de maíz, centeno y pan blanco. Buenísimo.
Alcachofa a la Brasa, con una salsa por encima a base del queso Rey Silo. Un juego de texturas y sabores espectacular. El queso da potencia, el crujiente le queda genial y nosotros casi acabamos con el pan.
Además nos lo acompañan de un pan de cristal con tomate por encima. Crujiente y buenísimo.
Pulpín a la Brasa con Chimichurri Marino. Un milhoja que contrasta en texturas y sabor con un pulpo que está perfecto. Plato que nos lleva directamente al mar, y para tomar en porciones. Cruje, se deshace en la boca y sabe a mar. Brutal.
Nos sacaron los peces que tenían frescos del día y nos recomendaron el Aligote. También conocido como Besugo Blanco. A la brasa, con el punto perfecto, en una tabla de madera. Buenísimo.
No nos podíamos ir sin probar sus arroces. En cada uno de los que elabora especifican qué variedad de grano utilizan, y solo compran lo mejor de lo mejor: Gleva, Bahía de L'Estany de Pals, Albufera D.O., Carnaroli... Por recomendación de Rosa, pedimos el Arroz con Gamba Roja y Acelgas. Uno de los mejores que comí nunca. Si te gusta el arroz ... tienes que ir a probarlo. Buena ración, además, para dos personas. Y qué gambas ...
Para beber, Iñigo Blanco Reserva 2012. De Bodegas Amézola de La Rioja. Brutal. Color, en nariz tiene un toque cítrico y mineral muy bueno, y en boca, es un vino con cuerpo, que aguanta perfectamente la comida, y que va ganando. Nos encantó.
A los postres casi no llegamos, pero nos recomendaron probar un La Trucha Golosa, Rías Baixas 2017. Un albariño dulce, que no empalaga y que entra genial con el queso.
Y ya puestos, lo tomamos con un poco de Rey Silo. Quesazo. Además estaba Pascual por allí comiendo.
Maravilloso sitio, que merecería visita solo por el entorno, y que también, solo por su cocina. La unión de ambas cosas hace de Mi Candelita un sitio excepcional, una joya que debemos disfrutar. Un sitio que nació de la necesidad de retornar a Asturies por culpa de la Cardiopatía de su hija, y que convirtió a Candela en la causa y alma del local. Tanto que destina un euro por cada arroz que lleva el nombre de su hija a la Asociación de Padres y Amigos de Cardiopatías Congénitas (Apaci), en agradecimiento a su labor y al apoyo que les dieron.
Nos invitaron al postre y al vino del postre. Pagamos en total 82€. Lo normal sería tomar o el arroz o el pescao, así que no está nada mal de precio.
Facebook: https://www.facebook.com/micandelita/
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Precio: 41€
Comentarios: El Llamber (del que os hablamos en 2014, cómo pasa el tiempo) marcó un antes y un después en Avilés. Cuando no estaban de moda los gastrobares, ni las neotabernas, ni los locales hipsters con decoraciones en maderas viejas, Fran Heras nos sorprendió a todos ayudando a revivir una de las calles más míticas de Avilés, Galiana. Un local pequeño, donde creó escuela, y que dejó por el local del mismo nombre que abrió en Barcelona (lleno siempre). Posteriormente abrió también El Chigre 1979, en la misma ciudad, con mucho éxito también.
Hace exactamente un año, volvió a Asturies (sin abandonar sus dos locales en Barcelona), a la Playa de Bañugues, a convertir su chiringuito de playa, en uno de los restaurantes de moda. Otro concepto, muy habitual en otros sitios pero que aquí costó que cuajara (gracies Aramar). Volvió a Asturies, pero tras empaparse de la cultura mediterránea y pasar por alguna de las mejores arrocerías, para importar esa cocina a Asturies, y darle su toque propio. Una cocina que une el Cantábrico con el Mediterráneo, a través de sus productos, donde un buen pescado complementa uno de los mejores arroces que puedas comer.
El local también ayuda. Situado en plena playa, con una terraza enorme, zona exterior e interior, amplias cristaleras y un ambiente de paz que invita a relajarse y disfrutar. Comas donde comas, el mar está siempre presente.
Comenzamos la comida arreglando el mundo con un cóctel.
Pan ecológico, de maíz, centeno y pan blanco. Buenísimo.
Alcachofa a la Brasa, con una salsa por encima a base del queso Rey Silo. Un juego de texturas y sabores espectacular. El queso da potencia, el crujiente le queda genial y nosotros casi acabamos con el pan.
Además nos lo acompañan de un pan de cristal con tomate por encima. Crujiente y buenísimo.
Pulpín a la Brasa con Chimichurri Marino. Un milhoja que contrasta en texturas y sabor con un pulpo que está perfecto. Plato que nos lleva directamente al mar, y para tomar en porciones. Cruje, se deshace en la boca y sabe a mar. Brutal.
Nos sacaron los peces que tenían frescos del día y nos recomendaron el Aligote. También conocido como Besugo Blanco. A la brasa, con el punto perfecto, en una tabla de madera. Buenísimo.
No nos podíamos ir sin probar sus arroces. En cada uno de los que elabora especifican qué variedad de grano utilizan, y solo compran lo mejor de lo mejor: Gleva, Bahía de L'Estany de Pals, Albufera D.O., Carnaroli... Por recomendación de Rosa, pedimos el Arroz con Gamba Roja y Acelgas. Uno de los mejores que comí nunca. Si te gusta el arroz ... tienes que ir a probarlo. Buena ración, además, para dos personas. Y qué gambas ...
Para beber, Iñigo Blanco Reserva 2012. De Bodegas Amézola de La Rioja. Brutal. Color, en nariz tiene un toque cítrico y mineral muy bueno, y en boca, es un vino con cuerpo, que aguanta perfectamente la comida, y que va ganando. Nos encantó.
A los postres casi no llegamos, pero nos recomendaron probar un La Trucha Golosa, Rías Baixas 2017. Un albariño dulce, que no empalaga y que entra genial con el queso.
Y ya puestos, lo tomamos con un poco de Rey Silo. Quesazo. Además estaba Pascual por allí comiendo.
Maravilloso sitio, que merecería visita solo por el entorno, y que también, solo por su cocina. La unión de ambas cosas hace de Mi Candelita un sitio excepcional, una joya que debemos disfrutar. Un sitio que nació de la necesidad de retornar a Asturies por culpa de la Cardiopatía de su hija, y que convirtió a Candela en la causa y alma del local. Tanto que destina un euro por cada arroz que lleva el nombre de su hija a la Asociación de Padres y Amigos de Cardiopatías Congénitas (Apaci), en agradecimiento a su labor y al apoyo que les dieron.
Nos invitaron al postre y al vino del postre. Pagamos en total 82€. Lo normal sería tomar o el arroz o el pescao, así que no está nada mal de precio.
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