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Comentarios: Perdimos tantas batallas que hasta perdimos la que nunca creí que íbamos a perder, beber agua asturiana en Asturies en un restaurante es casi imposible. Marcas de alcohol (sobre todo cerveza) que llevan en su pack de venta su propio agua, la última "moda" de vender agua del grifo con un filtro en una botella de agua diseñada con tu nombre y, por supuesto, lo poco que defendemos los asturianos nuestros propios productos.
Pero a ello también hay que sumar la mala gestión que se hizo en las 3 empresas asturianas de agua, y que poco a poco, intentan remediar. De entre todas, la empresa embotelladora de agua más importante y conocida es Fuensanta. Tras el desfalco de los de siempre, los Rato y los Botín.
Desde 2014, el capital asturiano volvió a Fuensanta, y parece que con ello, la cordura. Una sociedad astur-mexicana, aunque de empresarios asturianos, se hizo cargo de Fuensanta, y está poniendo los mimbres para que Fuensanta recupere su antiguo esplendor. De momento, el objetivo es tener una empresa consolidada y viable. Y lo están consiguiendo, manteniendo plantilla, en su mayoría, local de Nava, e incluso ampliando con gente joven.
Por delante, muchos retos, como el problema del plástico, nuevas líneas de productos "saludables" o abrir nuevos mercaos fuera de Asturies. Visitamos la fábrica, una planta moderna, con una producción anual de 25 millones de litros de agua y que tiene la máxima certificación ISO de medioambiente y calidad.
Por política de empresa, solo está permitido sacar fotos en el exterior del recinto, pero impacta ver el contraste entre la zona moderna, con una embotelladora capaz de producir 22500 botellas a la hora, con la zona antigua del balneario, donde iba a curarse la Reina Isabel II. Las primeras referencias de la "Fuente Santa" son SXIII y su uso por los peregrinos estaba popularizado ya en el SXVIII.
Caso aparte es el Balneario, una preciosidad que necesitaría un plan de rehabilitación enorme y que se mantiene casi intacto desde que se fundó en 1846. Esperemos que le vaya muy bien a la empresa y que se pueda enseñar en un futuro próximo al público, merece mucho la pena.
Puede que perdiéramos la batalla del agua, pero vamos a intentar recuperarla. A veces me llaman radical por pedir productos asturianos y valorar de forma más positiva aquellos locales que apuestan por ello. Si soy radical por eso, bienvenido sea. Yo creo que es algo de sentido común.
Pero a ello también hay que sumar la mala gestión que se hizo en las 3 empresas asturianas de agua, y que poco a poco, intentan remediar. De entre todas, la empresa embotelladora de agua más importante y conocida es Fuensanta. Tras el desfalco de los de siempre, los Rato y los Botín.
Desde 2014, el capital asturiano volvió a Fuensanta, y parece que con ello, la cordura. Una sociedad astur-mexicana, aunque de empresarios asturianos, se hizo cargo de Fuensanta, y está poniendo los mimbres para que Fuensanta recupere su antiguo esplendor. De momento, el objetivo es tener una empresa consolidada y viable. Y lo están consiguiendo, manteniendo plantilla, en su mayoría, local de Nava, e incluso ampliando con gente joven.
Por delante, muchos retos, como el problema del plástico, nuevas líneas de productos "saludables" o abrir nuevos mercaos fuera de Asturies. Visitamos la fábrica, una planta moderna, con una producción anual de 25 millones de litros de agua y que tiene la máxima certificación ISO de medioambiente y calidad.
Por política de empresa, solo está permitido sacar fotos en el exterior del recinto, pero impacta ver el contraste entre la zona moderna, con una embotelladora capaz de producir 22500 botellas a la hora, con la zona antigua del balneario, donde iba a curarse la Reina Isabel II. Las primeras referencias de la "Fuente Santa" son SXIII y su uso por los peregrinos estaba popularizado ya en el SXVIII.
Caso aparte es el Balneario, una preciosidad que necesitaría un plan de rehabilitación enorme y que se mantiene casi intacto desde que se fundó en 1846. Esperemos que le vaya muy bien a la empresa y que se pueda enseñar en un futuro próximo al público, merece mucho la pena.
Puede que perdiéramos la batalla del agua, pero vamos a intentar recuperarla. A veces me llaman radical por pedir productos asturianos y valorar de forma más positiva aquellos locales que apuestan por ello. Si soy radical por eso, bienvenido sea. Yo creo que es algo de sentido común.
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