Lúpulo Feroz - Cervezas Lámbicas y Quesos de Aitor Luis Vega

Dirección: Cai Ildefonso Sánchez del Río, 8 - Uviéu / Oviedo


Facebook: https://www.facebook.com/CerveceriaElLupuloFeroz


Anterior Visita: https://www.lesfartures.com/2017/12/el-lupulo-feroz.html


Se hacen muy pocas pruebas de cerveza lámbica en el mundo, por su escasa producción, por la exclusividad del producto, por lo desconocidas que son y por lo complicado de exportar un sabor tan propio de Bélgica al resto del mundo. Y Asturies fue uno de esos sitios. Un auténtico privilegio al que pudimos asistir en la Cervecería El Lúpulo Feroz.


Lo primero que hemos de explicar es qué es una cerveza lámbica. Como ya os explicamos en nuestra visita a las instalaciones de Cantillon, una cerveza lámbica es una cerveza de fermentación espontánea, que se elabora  en la zona de Bruselas, y que no añade levadura, sino que elabora a partir de las levaduras salvajes y bacterias que hay en el ambiente. Para ello, se deja el mosto caliente en depósitos abiertos durante los meses de invierno y se termina de fermentar en barricas de madera durante 1 o 2 años.


Por tanto, es una cerveza que se elabora de una forma muy similar a la sidra asturiana, con un marcado sabor ácido. De hecho, una de las levaduras salvajes presentes en las cervezas lámbicas son las brettanomyces, muy conocida como famoso defecto hace años en nuestra sidra. Además, se utilizan lúpulos envejecidos dos o tres años para que apenas aporten amargor, pero sí consistencia. Además de ser un antiséptico natural.


Por eso es una bebida única, completamente natural y muy tradicional. Una vez hecha la cerveza base lámbica, el maestro cervecero mezcla lámbicas jóvenes de diferentes barricas, las embotella, les añaden un poco de azúcar y dejan que hagan la segunda fermentación en botella. Produciendo una cerveza lámbica de tipo Gueuze, que además de la acidez marcada, tiene gas y muchos más matices en boca.


Para hablarnos de todo esto y mucho más, contamos con la presencia de Cedric Geluk, un belga afincado en Barcelona, distribuidor para España de las cervezas lámbicas, y que cuenta con nuestro Lúpulo Feroz como uno de sus principales clientes.


Además, Aitor Luis Vega y Jose Angel, de Exclusivas Vega, contribuyeron a cervezas tan exclusivas con quesos únicos, a los que ya nos tienen acostumbrados, pero con unas cuantas novedades que estuvieron a la altura.


Comenzamos con una Lindemans Our Lambic. Mínimo 1 año en barrica de roble. Una lámbica jóven, sin apenas gas, para tomar reposada, en una de las marcas comerciales belgas que hacen lámbicas. Rica.


Los dos quesos que probamos con esta cerveza fueron, Brie de Meaux. Leche cruda de vaca, producción muy pequeña y ganadería propia. Toque a mantequilla y a fruto seco,  con corteza, que también se come. Cremoso. Muy rico.


Rocamadour. Leche cruda de cabra. Francés, entre el macizo central y la zona de los pirineos. Pasta blanda con corteza enmohecida. Más rico todavía que el anterior. Queso documentado desde el sXV, muy famoso por estar en zona de peregrinación del Camino de Santiago, tiene un toque importante caprino y a nueces.


Nos cambiamos a Boon Lambic 2 Years Old Foeder Num 84. Lámbica de la fábrica Boon, envejecida 2 años en barrica de roble. Sigue siendo lámbica básica, por lo que no hay carbónico. Tiene más matices que la anterior.


Taleggio. Queso italiano de leche cruda de vaca. Uno de los quesos de pasta blanda más antiguos del mundo, está documentado desde el s XI, en Taleggio, zona de Bérgamo. Queso con forma cuadrada debido a su origen medieval (los moldes de aquella época son cuadrados). Cremoso. Frotan a diario su corteza con paños de agua y sal, de hecho, se pueden encontrar pequeños cristales de sal al comerlo. Un queso muy difícil de conseguir.


Morbier. Leche cruda de vaca francés. Se caracteriza por tener una raya gris de ceniza que divide el queso horizontalmente en dos, Maduración mínima de 45 días,  y comenzó a elaborarse a partir de la parte sobrante del Comté


Comenzamos con palabras mayores, Cantillon Gueuze 100% Lambic Bio. Una de las maravillas lámbicas que podemos beber habitualmente en casi cualquier cervecería especializada. Cerveza lámbica de tipo Gueuze, es decir, con segunda fermentación en botella, y por tanto, con gas. Una cerveza única que nace de mezclar distintas lámbicas jóvenes al gusto del maestro cervecero, y de forma completamente artesanal, por lo que cada lote sabe distinto. Maravillosa.


Majorero DO Tetir. Leche cruda de Oveja de Fuerteventura. Pasta de color blanco marfil, olor a leche de cabra intenso, y la corteza se cubre con pimentón dulce para evitar el moho. Un queso quebradizo con un toque picante. Muy rico.


Dziugas. Leche pasteurizada de vaca. De Lituania. 18 meses de maduración que producen cristales de proteína , sabor intenso, y una corteza buenísima. Una de las sorpresas de la noche. Tiene un toque ácido muy curioso.


De una de las sorpresas de la noche, a la cerveza estrella de la noche que nos enamoró. Cantillon Vigneronne. Cerveza muy exclusiva, muy difícil de conseguir, y que pocas veces se pudo probar en España. Mezcla de lámbicas de 18 meses con uva moscatel. Muy fresca, menos ácida que la anterior debido al toque dulce del moscatel y más asequible. Maravillosa.


Con ella, Pesebre Viejo. Leche cruda de oveja. De Cuenca. Un manchego con un sabor intenso y una textura buenísima. Producción muy pequeña. Corteza natural que se lava cada 15 días con una mezcla de aceite y miel.


Pecorino Stagionato. Leche cruda de oveja de La Toscana, Italia. Toque de mantequilla y nuez. muy bueno.


Tilquin Gueuze à l'ancienne. Única fábrica de cerveza que no elabora su cerveza propia, compra la lámbica básica a otras fábricas y elabora la gueuze a partir de ellas. Y a nosotros nos encantó desde siempre. Pelín más alcohólica que Cantillon.


L'Etivaz. Leche cruda de vaca de las montañas alpinas de Suiza. Muy parecido al Comté, frutal, con un toque a nuez. Tiene además proteína cristalizadas, que es una gozada para la textura.


Los Castañeros. Leche cruda de vaca y cabra de Gran Canaria. Quesería muy pequeña y muy artesana, solamente hacen 4 quesos al día, y por tanto, es casi imposible de conseguirlos. Ganadería propia. Muy rico.


Es muy típico de la zona añadir fruta a la cerveza para evitar tanta acidez y hacerlas más asequibles, así que probamos la Boon Framboise. Cerveza envejecida en barricas de roble con más de 300gr por litro de frambuesas frescas y locales. 5% de alcohol para una cerveza fresca y joven, muy fácil de beber. Entra sola.


Naroy. Leche cruda de cabra y oveja, de Gran Canaria también. Dos gemelas de 23 años que se hicieron cargo de la ganadería de sus padres, por lo que solo elaboran queso de su propia ganadería. Maduran los quesos hasta 6 meses en una cueva natural, que fue casa de su abuelo. Solamente elaboran 10 quesos al día. El queso, por cierto, está buenísimo, y pica.


Gamonéu del Valle El Recuestu. Gamonéu del valle de leche cruda de oveja, vaca y cabra, aunque se elabora principalmente con leche de vaca. El queso se madura después de ahumarlo, 3 o 4 meses en una cueva natural de los Picos de Europa. Está buenísimo.


La siguiente cerveza es lo más parecido a una porra de koyack que os vais a tomar en la vida. Boon Kriek. 250gr de cereza fresca por litro, 9 meses en barrica, y 4%. No triunfa. Demasiado dulce.


Montagnolo. Queso de leche pasteurizada de vaca de Baviera, Alemania. Hecho con viejas recetas tradicionales, tiene una textura más mantecosa que la de cualquier otro queso azul. Sabor dulce y toque picante al final. Suave para ser un queso azul y corteza enmohecida.


Zelu-Koloria. Leche cruda de oveja de los pirineos vasco-franceses. Queso semiduro, con un aroma a cuadra importante, y fácil de comer. Nos gustó


Y acabamos con una rareza. Stout Rullquin. Mezcla de una cerveza stout (negra) con lámbicas. Sin filtrar ni pasteurizar y con segunda fermentación en botella. Curiosa, y rica.


14 quesos, alguno muy difícil de encontrar. Y 8 de las cervezas más exclusivas que existen, todas de una zona de la que ya es complicado hasta conseguir las más "comerciales". Sin duda, un evento único y difícilmente repetible, con un nivel impresionante.

El evento costó 45€, pero lo que comimos, fue impagable.


1 comentario

birrasyquesos dijo...

Buena crónica y mejores fotos.

El evento fue de esos que no se olvidan. A ver si coincidimos pronto en otro.

Un abrazo