Farturruta: El Cobiḥeru - Casa Poli


Dirección: Puertas - Llanes
Teléfono: 985 411 217


Web: http://www.casapoli.es/
Precio: 24€


Comentarios: Siempre me decís que hago pocas Farturrutas de playa, así que hoy os voy a llevar a uno de esos paraísos que si estuvieran en cualquier otro lugar del mundo, serían un sitio muy famoso.


Es una farturruta para toda la familia, muy fácil pero que requiere un poco de precaución. Vamos a visitar una cueva donde entra agua, por lo que debemos revisar las mareas y comprobar que la marea está baja. Se puede entrar con la marea alta, pero por seguridad es más recomendable con marea baja. También es necesario un frontal o una linterna. Podéis entrar con la del móvil, pero mejor ir con las manos libres porque habrá tramos que hay que agacharse un poco y se puede resbalar.


Comenzamos en Buelna, un pueblín precioso de fácil acceso desde la autopista, entre Llanes y Cantabria. Podéis aparcar en la pequeña plaza que hay en el pueblo y perderos por sus preciosas casas rehabilitadas. Merece la pena.


En su mayor parte lo forman casonas típicas asturianas con corredor. Una maravilla. Hay varios relojes de sol antiguos. Y la Casa Conceyu (o Ayuntamiento) tiene una torre cuadrada para llamar a las juntas vecinales, y tiene un relieve muy curioso con un guerrero.


La ruta hacia Cobiḥeru está bien indicada, y te va sacando del pueblo hacia la carretera antigua. Sorprende encontrarse con un Palacio del SXVIII que perteneció al Conde del Valle de Pendueles. Entrada imponente.


La ruta son solo 3kms (ida y vuelta). Por una senda bien indicada y llena de riachuelos y pequeñas cuevas.


En determinado momento tenemos que atravesar un pequeño puente por donde pasa el tren.


A la mitad encontramos una cueva con una apertura enorme, y llena de estalacticas y estalagmitas. La llamada Cueva de los Ijáncanos, los míticos seres mitológicos. Se ve desde el camino principal, y merece la pena desviarse a investigar un poco.


Por ella entra el riachuelo y se pierde en su interior, aunque no tiene salida. Cuidado, que está llena de barro.


Atravesando praderías llegamos a la Playa de Cobiḥeru. Es una de esas maravillas que tienes que ver porque supera cualquier explicación que te pueda dar. Es una playa aislada aparentemente del mar, pero que se conecta con él de forma subterránea.


Así que estás viendo una playa sin ver el mar. La playa en sí en preciosa, pero con ese entorno se convierte en única. Es prima hermana de la más conocida de Gulpiyuri.


La playa es maravillosa para bañarse, alejada del oleaje y por la maravilla del entorno. Investigando en marea baja, ves como entra y sale el agua de las cuevas subterráneas.


A la derecha de la cueva, se encuentra la entrada al Cobiḥeru. Llamada Cueva del Cobiḥeru, por una redundancia innecesaria, ya que el Cobiḥeru precísamente es eso, un agujero donde entrar. (Ya llevamos unas cuantas redundancia por desconocer la lengua asturiana en Les Fartures: Desfiladero de Los Beyos, Cascada del Tabayón ...). Y ya que estamos, la grafía con la ḥ se pronunca como una h aspirada.


Si no te lo cuentan, daría mucho respeto entrar en la cueva, además con una entrada un poco complicada. Pero merece la pena. Tiene un primer tramo donde hay que agacharse, pero no es necesario arrollidarse o reptar en ningún momento, simplemente tener un poco de cuidado con la cabeza. También hemos de tener cuidado con el suelo, las piedras están erosionadas por el agua y húmedas por el ambiente, por lo que se recomienda entrar con botas de montaña o playeros que agarren bien para no resbalar.


Y pasado el primer tramo, se abre una cueva imponente, llena de formaciones curiosas y pequeñas maravillas. La cueva conecta la playa con el mar por el interior de la tierra, así que llega hasta el mar mismo, de ahí lo importante de visitarla en marea baja, porque el mar se adentra en la cueva según va subiendo la marea. Además la visitamos en víspera de luna llena y la marea estaba más alegre de lo habitual.


De hecho es muy curioso ver las rocas teñidas de verde por las algas marinas que llegan del mar. Es uno de los sitios más guapos que vi nunca. Impresionante ver cómo va entrando la mar y va creando esas formaciones tan curiosas. Y si andas ojo avizor, seguro que ves a L'Espumeru, el mítico ser mitológico que vive entre la espuma de las olas.


Tras un buen rato dentro, salimos de la cueva por donde entramos, y nos fuimos a explorar el entorno. La zona es muy famosa por sus bufones o bramadorios y te encuentras varios, uno más grande y más conocido que es el que nutre de agua la playa.


Desde ahí se ve otra de las maravillas naturales de la zona, el arco Puente Caballu, desde donde ves a un lao la playa y al otro la mar. Y al fondo, Picos de Europa. El entorno solo se puede definir con la palabra mágica.


Seguimos caminando admirando los acantilaos.


Al poco nos encontramos con la Playa del Molín o Playa de la Presa. Con marea baja apenas se ve, pero todavía quedan los restos de un antiguo molino de mareas, que utilizaban la fuerza de las mareas.


Seguimos admirando acantalidaos, y la belleza del lugar.


Volvemos a la senda, siguiendo paralelos a la vía del tren. El objetivo es volver hacia Buelna pero para asormarnos a la Playa de Buelna, con el gran Picón que preside la playa. Merece la pena la visita.


Volvemos hacia el coche en el pueblo. Nuestra primera idea era comer en el Restaurante El Paso, en el mismo Buelna, para hacer la farturruta perfecta, pero estaban de vacaciones. Nos lo recomendaron, además con una fabada hecha en horno de leña, así que habrá que volver.


Nos fuimos a Casa Poli, otro famoso de la zona, y nos encantó. A 10 min en coche de la zona. Local impresionante, grande, aunque se suele llenar. El único problema que tienen es que solo reservan para las 13:30, no para más adelante, así que si vas y no hay sitio o esperas o te quedas sin comer.


La casona es impresionante, pero impresionante. Tiene una entrada espectacular, y dentro un amplio patio con mesas de madera para comer en verano y tomar sidra. Dentro de la casona, varios espacios con distintos comedores, unos más grandes que otros, pero todos decoraos de forma preciosa con paredes de piedra y maderas. Atención de primera, muy acostumbraos al turisteo de la zona. Recuerda un poco a Casa Cofiño.


Comimos de primero Boronu, o como se conoce en otras zonas del oriente, pantrucu, boronchu emberzáu o probe. "Por si alguien no sabe de lo que estamos hablando, este invento que en mi pueblo se llama boronchu, consiste en una especie de morcilla elaborada con sangre de cerdo, calabaza, cebolla y harina de maíz. En algunos sitios se embute en tripa (así se llama pobre), en otros se envuelve en berzas (así se la llama "emberzao"), y en otros se cuece sin más tratamiento que el amasado y prensado.", según dice el maestro Pepe Iglesias. Si estás por la zona, pídelo. Te sorprenderá.


Sabíamos que Casa Poli elabora embutido propio, así que nos animamos a pedir un Chorizo a la Sidra. Y la verdad es que estaba muy bueno. Con la salsa casi acabamos el pan.


Y de principal pedimos una Lubina. En teoría es de ración para uno, pero nos avisaron que venía bastante grande. Perfecta de tamaño, y perfecta hecha. Viene con una ensalada para acompañar. Muy buena.


De postres, todos caseros. Tarta de Nuez. Densa, y muy rica.


Y Tarta de Queso. Muy rica. Me encantó.


Para beber, Sidra Brut Nature EM. Única opción asturiana en la carta. Muy bien con el pescao.


El local es una sidrería, pero en los comedores no echan sidra, te ponen los famosos tapones.


Pagamos 55€ por todo. Como véis, barato. Nos gustó mucho. Sitio muy recomendable.


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