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"Tolos llugares, caminos y acidentes citaos nestes páxines son verdaderos, anque dellos abulten más improbables que los mesmos personaxes. A l'aldea de Tolivia, deshabitada desde los años ochenta del sieglu XX, rúxese que llegó apocayá, xente enfotao en pones pueblu otra vez ente les lloses y l'escombriu invadíu polos bardiales. Si ye asina, que los dioses del beyu-yos echen un gabitu".
Conocí antes al Sidoro montañero (en el grupo de montaña Picu Fariu), que al Sidoro escritor. Un tipo alto, con el cuerpo fibroso, siempre pendiente de ayudar a los demás y con una timidez inicial que en seguida se traducía en camaradería al segundo cruce de palabras; Y que, en cuanto leí sus novelas, me convertí es uno de sus más fieles seguidores.
- ¿Cómo yera Tolivia? - entrugó l'Indiu, calcándo-yos la mirada imponente a los dos, alternativamente.- Si hai un pueblu aislláu del mundu, ye Tolivia - dixo Palmira, buscando los güeyos de Grabiel.- Ye como una islla, sí, pero la mar que lu arrodia ye l'escobiu y la peña - dixo'l paisanu, clisáu nos d'ella.
Llegamos al segundo puente, Puente Espina, que atraviesa el río Moḥizu, y que delimita Asturies con Lleón. Al cruzarlo, entramos en Ponga.
- Ehí metanes Los Beyos - dixo Palmira -, no más visiego y fondo de la foz del Seya, hai dalguna ponte que traviesa'l ríu, y siendes qu'esguilen buscando cárcoves y vallines ente los llambriales, que se retuercen naquellos peñasqueros como culiebres escismaes hasta algamar un valle un pocu más abiertu, llargu y pindiu por demás, que s'esmuz a lo fonderu nun desbentíu apavoriante enriba otru beyu, el de Moḥizu.
Se siente el estruendo del río allá abajo, muchos metros más abajo, unos 80m. Y justo debajo del actual puente, veis lo que queda del antiguo.
Si hasta ahora la ruta fue preciosa, comienza el tramo (todavía) más espectacular. Se une a la fiesta, además de las vistas y los tramos cerrados de bosque milenario, la caliza.
Las vistas son increíbles. Abajo la carretera. Arriba, el Frailón y les Monxines, asomando entre nubes.
Y la subida es realmente preciosa. Se hace muy llevadera parando a ver las vistas.
Llegamos a un pequeño pasadizo, con una faya abriéndose camino entre roca. Espectacular.
- En Tolivia quedábense los muertos, acuérdate. Ente tanta peña, les ánimes nun atopaben la salida - dixo Palmira.
Comienza un tramo abierto, con vistas a los dos valles, por pradera, que sigue un ascenso llevadero.
Y que nos mete por Les Cueves del Beyu, un antiguo refugio para el ganao que todavía conserva un pequeño muro. Es una pequeña subida en zigzag con un tramo en fuerte pendiente.
Una silueta áxil quye blincó: robecu, dizo Palmira. Dalgo macizo esnalando sele qu'allorió un segundu la foguera: el coruxón, dixo Grabiel. Unos güeyos resgaos y el brillu d'un canil: el llobu, asustóse Palmira. Pámique'l raposu, pensaba Grabiel. Les Cueves del Beyu allumaben como un prodixu na nueche del escobíu, y desconcertaben a los seres del monte na so rutina o nel so suañu porque desconocíen a nun guardaben memoria de la xera viviego cola que la xente animare antañu aquellos desbentíos.
A partir de aquí empieza el tramo más espectacular, pero también en el que debemos tener más cuidao. No hay peligro, porque el camino es suficientemente ancho para una persona, pero si tenéis un poco de vértigo, os puede dar algo de sensación.
Llegamos al punto más alto de la ruta, la Peña Ñorín.
Y en seguida, vemos la portiella que da acceso a la bajada hacia el pueblo de Tolivia.
Llegamos a Tolivia, y nos reciben los primeros muros, y, sobre todo, la Iglesia. Con el camposanto al lao, en el que, entre la hierba, se ve todavía una lápida donde se intuye la inscripción. Tiene otra historia detrás, maravillosa: la de Martinón.
Desde allí nos fuimos a la fuente, de 1928, como indica la inscripción. Y allí Sidoro nos leyó un pasaje del libro. Emocionante.
Y, entre tanto abandono, por fin, llegamos a la construcción que se encuentra en mejor estado de todo el pueblo. El Horréo Beyuscu. Solo quedan 17 en toda Asturies, y todos en la zona de Ponga, y todos muy cerca de Tolivia. Ya fuimos a visitar alguno en esta Farturruta. Son auténticos tesoros etnográficos.
Abandonamos Tolivia, con una mezcla entre tristeza y emoción, muy atentos a cómo Sidoro nos va enseñando los rincones del pueblo en el que se basó para escribir su libro. En el hórreo vimos, además, síntomas de vida y material de obra, lo que nos da cierta esperanza para Tolivia.
- En Tolivia y en tolos pueblos beyuscos - dixo Palmira -, el trabayu yera daqué distinto a lo que ye nel restu d'Asturies, nun sé si vos dais cuenta. Porque tolo teníemos que facer, que buscar nosotros. La piedra y la madera pa les cases o los horros, hasta les teyes. La ferramienta, la cacía, los cestos o la ropa. L'escañu, el vasar, los armarios, la masera, tol moblame. Los xuguetes. Too.
Desandamos la subida. Esta vez mucho más llevadera porque es cuesta abajo, salvo el último tramo de subida desde el Puente Vaguardu hasta la carretera, pero son apenas 100m.
Llegamos al coche y nos fuimos a La Casona de Mestas. Por la zona, de otras Farturrutas tenéis otras opciones para comer: Venta d'Agüera, Casa Ricardo, Casa Benigna o Camín de los Beyos.
La Casona de Mestas es un Hotel-Restaurante-Balneario espectacular. Casona dedicada al hotel, anexo con cristaleras dedicado a la zona de restaurante, y un poco más, en un jardín precioso paralelo al río Ponga, una casa de baños termales de agua caliente (29-30º) que ya está documentada desde el SXVIII.
El salón es grande, tiene amplias cristaleras para disfrutar de las vistas, y sentir el rio Ponga mientras comer.
Nos sentamos a comer 6 personas. Pedimos el menú. De primero Pote. 1 pote para cada 2 personas. Muy bueno.
Compangu, además, de primera. Sobre todo, la morcilla.
De segundo, pedimos todos Albóndigas de Venao. Buenísimas. La salsa brutal, y con patatas fritas de verdad. No se suelen ver en muchos sitios.
Tarta de Queso. Espectacular. De las densas.
Yogur casero con Nueces. Muy rico.
Y Arroz con Leche. Requemao. Muy bueno.
Para beber, Sidra de Mesa 1947, de Viuda de Angelón. Una sidra que no hace falta escanciar, y que es la primera sidra crianza, envejecida 4 meses en barricas de carbayu. Maravillosa. ¡Ah!, y entra dentro del menú. No hay que pagarla aparte. Tienen, además, vino asturiano.
Pagamos 18€ por cabeza. Menú buenísimo, con una bebida increíble. Relación calidad-precio inmejorable. Entorno precioso, incluso después de comer podéis ir a la zona del balneario. Gran sitio Casona de Mestas.
Un día para no olvidar, entre el escobiu (desfiladero) y las ánimas, con Sidoro haciendo realidad las palabras escribas en su novela Tres Beyuscos, entre la emoción y el abandono, entre Grabiel y Palmira, homenajeándolos como mejor sabemos alrededor de la mesa honrando un legado que no puede caer en el olvido. Gracies Sidoro por un día perespecial.
2 comentarios
Qué farturruta más guapa. Llugar de lleendes, güesties, beyos y escobios máxicos.
Gracies!!!
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